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Un concepto muy relevante en el ámbito financiero es la reticencia al riesgo. Este término es de gran importancia cuando se toman decisiones de cualquier tipo, sobre todo en lo que respecta a inversiones.

Al enfrentarse a una decisión de inversión, se analiza si una persona tiene o no aversión al riesgo. Esta noción se refiere al grado de resistencia que tiene un inversor hacia la posibilidad de sufrir pérdidas.

Supongamos que se encuentra en una situación en la que debe elegir entre dos caminos: uno parece ser más arriesgado, pero ofrece ganancias altas al final, mientras que el otro es más estable pero con rendimientos menos llamativos. ¿Cuál elegiría usted?

El concepto de aversión al riesgo se refiere al ejemplo anterior y evalúa la capacidad de una persona para aceptar la incertidumbre en una inversión financiera.

Diferentes niveles de aversión al riesgo

Cuando se analiza el perfil de un inversor, se habla de tres categorías posibles: conservador, moderado y agresivo.

Un inversor conservador tiene una alta reticencia al riesgo, es decir, prefiere evitar a toda costa decisiones que conlleven mucha incertidumbre y la posibilidad de perder gran parte de su dinero. Esto no significa que descarte por completo este tipo de opciones, pero en la mayoría de los casos optará por inversiones más seguras y estables.

Un inversor moderado tiene un nivel medio de aversión al riesgo. Estará dispuesto a aceptar opciones más rentables a costa de un mayor riesgo. Es posible que destine parte de su capital a inversiones en renta variable, sabiendo que existe la posibilidad de perder parte de su dinero, aunque mantendrá la mayor parte en inversiones más conservadoras.

Por último, un inversor con baja o casi nula aversión al riesgo estará dispuesto a elegir productos que ofrezcan una rentabilidad alta, a pesar de que sean inestables y con posibilidad de pérdidas. Este perfil de inversor se denomina «agresivo».

¿Cómo se mide y para qué se utiliza?

Por lo general, la gran mayoría de las personas recurren a expertos en finanzas para que les ayuden a tomar decisiones de inversión acertadas. Para ello, estos asesores deben conocer el perfil de sus clientes, evaluando su aversión al riesgo.

Este análisis matemático permite determinar qué nivel de rechazo a la incertidumbre tiene cada individuo, y así poder ofrecerles las mejores opciones de inversión que se ajusten a sus preferencias en cuanto al riesgo.

En Internet existen herramientas de evaluación de la aversión al riesgo que utilizan preguntas específicas para determinar qué tipo de inversionista es una persona. Por lo general, aquellos con poco conocimiento financiero o que están invirtiendo por primera vez tienden a ser más conservadores, optando por opciones de bajo riesgo como los depósitos a plazo fijo o los fondos comunes de inversión.

Además, otros factores que influyen en la postura que una persona toma frente al riesgo son la edad, los ingresos y la capacidad de ahorro. Un buen asesor podrá identificar estos factores y ofrecer a su cliente la mejor relación entre rentabilidad y riesgo.

¿Son incertidumbre y aversión al riesgo lo mismo?

Ante situaciones de incertidumbre o riesgo, todos actuamos de manera diferente. Estas tendencias se estudian en el campo de la economía basada en el comportamiento psicológico humano.

A menudo, estos dos términos se usan como sinónimos y pueden tener implicancias similares cuando se habla de aversión al riesgo en el ámbito financiero.

Sin embargo, muchos expertos enfatizan que hay una diferencia notable entre estos dos términos. Argumentan que cuando se habla de incertidumbre, no se puede conocer el resultado, ya que es completamente desconocido y no se pueden asignar probabilidades estadísticas a los posibles escenarios.

Por el contrario, cuando enfrentamos una situación de riesgo conocido, aunque no se sepa el resultado exacto, sí es posible asignar probabilidades a su ocurrencia.

En resumen, si bien estos dos conceptos están relacionados, el término «riesgo» es más apropiado en el ámbito financiero y generalmente se estudia en relación a la función de utilidad con aversión al riesgo.

¿Es siempre negativo el riesgo?

Suele pensarse que el riesgo siempre es perjudicial para nuestras finanzas. No obstante, considerando lo expuesto anteriormente, si definimos el riesgo como un resultado distinto al esperado, no tiene que ser necesariamente negativo.

En otras palabras, una inversión con riesgo implica que, si esperamos obtener un rendimiento del 20%, podríamos tener un escenario en el que ganemos un 40% o, por el contrario, ganemos solo un 5% o incluso perdamos dinero. En resumen, existen múltiples y diversos resultados posibles. Eso, en esencia, es el riesgo, y no debemos considerarlo exclusivamente como algo negativo.

¿Cómo puedo evaluar mi nivel de tolerancia o aversión al riesgo?

Cuando nos enfrentamos a este término, es comprensible que deseemos conocer qué tan arriesgados somos o no ante una decisión de invertir dinero y obtener ganancias.

Existen numerosos estudios y literatura sobre este tema, así como su aplicación en la microeconomía e incluso en la Teoría de Juegos, una rama de las matemáticas que estudia cómo cambia el comportamiento de las personas frente a diferentes incentivos.

Si deseas conocer tu postura frente a una situación de riesgo financiero, te recomendamos buscar en Internet algún «Test del Inversor». La mayoría de los bancos tienen uno, y mediante una serie de preguntas que deberás responder considerando lo que realmente harías en cada caso, te indicarán si tienes una fuerte aversión al riesgo o si, por el contrario, eres un inversor arriesgado.

¿La aversión al riesgo aleja las inversiones extranjeras?

Por lo general, sí. La aversión al riesgo, en determinado contexto, aleja las inversiones extranjeras en el país. Esto se observa principalmente en momentos de turbulencia económica a nivel internacional, donde los inversores buscan proteger su patrimonio. En tales casos, las inversiones suelen migrar desde países de alto riesgo hacia aquellos con una baja tasa de riesgo.

Por lo tanto, en tiempos difíciles, podemos afirmar que la aversión al riesgo puede restar inversiones en nuestro país, pero atraerlas a otros. Por lo tanto, es importante tener en cuenta si nos referimos a un país de alto riesgo como Argentina o a uno de bajo riesgo como Suiza.

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